Las palabras hermosas que nunca se dijeron se marchitaron y aparecieron en su lugar pequeñas malentendidos, pequeños rencores, hasta convertirse en pequeños enemigos y pequeñas muertes llenas de flores ajadas nacieron del uno contra el otro. Se perdieron por caminos estrechos y transitaron por separado sin saber que la palabra comprensión que evocaba algo distinto en cada uno de ellos los habría salvado.
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