Concluía el libro absorto, atrapado en un final impredecible.
Escuchó a su derecha un ruido sin identificar que rompía el silencio de un atardecer de ciudad vacía. Era el aleteo de una gaviota aterrizando a vuelo rasante en su terraza maniobrando con gran facilidad -sin duda la corriente de aire le favorecía el descenso- descarada, se instaló encima de la mesa al lado de un plato que contenía restos de pollo con almendras y pimientos. Los ojos sin parpadeo del ave, como botones de cristal se clavaron en su cara. La duda de abalanzarse sobre la comida solo se reflejaba en una pata, que levantaba o apoyaba de manera intermitente, por lo demás, parecía estar disecada.
Sintió un repelús -ratas marinas, las llamaba su madre- cual sería el próximo paso de la gavina? instalarse en su cabeza? anidar en la toalla de playa? . Un graznido parecido a un estrangulamiento salió de su pico entreabierto, levantó el vuelo y dió un par de vueltas en círculo alrededor de la mesa antes de desaparecer en dirección al mar.
Oscurecía, cerró el libro de manera apresurada y una clara sensación de escrúpulo le hizo levantarse, entrar en la casa y cerrar la puerta que comunicaba al terrado.
Cuando amaneció -un miércoles brumoso y oscuro- lo primero que vio al asomarse al balcón fueron las alas puntiagudas de la palmípeda, y supo que ella le había reconocido: aquí vive un astroso que deja restos de comida en noches de luna menguante.
Al mirarla a través del contraluz de la calima, le asaltó una duda prudencial: realmente aquel pajarraco, era una gaviota?.
Escuchó a su derecha un ruido sin identificar que rompía el silencio de un atardecer de ciudad vacía. Era el aleteo de una gaviota aterrizando a vuelo rasante en su terraza maniobrando con gran facilidad -sin duda la corriente de aire le favorecía el descenso- descarada, se instaló encima de la mesa al lado de un plato que contenía restos de pollo con almendras y pimientos. Los ojos sin parpadeo del ave, como botones de cristal se clavaron en su cara. La duda de abalanzarse sobre la comida solo se reflejaba en una pata, que levantaba o apoyaba de manera intermitente, por lo demás, parecía estar disecada.
Sintió un repelús -ratas marinas, las llamaba su madre- cual sería el próximo paso de la gavina? instalarse en su cabeza? anidar en la toalla de playa? . Un graznido parecido a un estrangulamiento salió de su pico entreabierto, levantó el vuelo y dió un par de vueltas en círculo alrededor de la mesa antes de desaparecer en dirección al mar.
Oscurecía, cerró el libro de manera apresurada y una clara sensación de escrúpulo le hizo levantarse, entrar en la casa y cerrar la puerta que comunicaba al terrado.
Cuando amaneció -un miércoles brumoso y oscuro- lo primero que vio al asomarse al balcón fueron las alas puntiagudas de la palmípeda, y supo que ella le había reconocido: aquí vive un astroso que deja restos de comida en noches de luna menguante.
Al mirarla a través del contraluz de la calima, le asaltó una duda prudencial: realmente aquel pajarraco, era una gaviota?.
-ver dibujo-
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16 comentarios:
¡Qué miedo! Si soy yo no salgo de casa más.
Un abrazo.
lo que más aterra de las gaviotas es esa aparente frialdad que hay en sus actos, como si nada de lo que podamos hacerles les importe..
En lugar de la gaviota, será, por las dudas, la voz de la conciencia? Abrazos.
Si era una gaviota, no debía ser de este mundo!!!
.. la verdad no se lo que seria.. pero si tenia una pata medio disecada, digo yo que no podria ir muy lejos..
.. (no me hagas ni caso..)
.. besitos desde mis colinas
Me gustaría "mejorar" tu post... Por eso dejo mi rastro...
Saludos...
De entrada me muero de miedo, no hay cosa que mas repelus me de que un pajaro...y encima criticón .
Un abrazo
Brrrrr
¡Qué repelús!
Besos Gwy. Eres genial.
No puedo comentar. Me acabo de meter debajo de la mesa, muerta de miedo. Eres mala, Alcachofilla, muy mala. Casi tanto como tu gaviota.
Mamáaaaaaaaaa...
:P
¡Y felicidades por el premio!
Suena peligrosísimo!!! Qué suspenso!!!
Buenísimo. Me quedo con los gorriones, las gaviotas aún no se han atrevido por aquí.
Besos
....estoy con su madre.... nada como vivir en un ático a orillas del mar para aprender a odiar a estos bichejos.... claro que las palomas son peor....
uhhhhhhhhh wow...
También escuchó eso de ratas marinas, aún así me encanta mirar a las gaviotas planeando en el cielo, me quedó extasiada viéndolas suspendidas...
Besos
creo que me he perdido en el post, pero darte la bienvenida de nuevo a la blogosfera.
un abrazo.
las aves me dan un repelús enorme, como el bicharraco de la foto...
un besss
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