miércoles, 2 de mayo de 2012

se me coló...

Llamó al timbre de mi casa un martes hacia las doce y media de la mañana.  Se presentó: era vendedora de una conocida marca de cosméticos. "No te interesaría...?". Tenía la cara graciosa y el aspecto muy  cansado.
 Mi defecto es la empatía, lo sé, viene de largo, me ha creado más de un problema meterme en la piel de otra persona sin que nadie me llamara. Así que sin pensarlo dos veces, ni una, la invité a café recién hecho, advirtiéndole, eso si, que no le compraría nada. Me miró con ojos agradecidos, husmeó, inclinó la cabeza agradecida como un perro pachón  y diez segundos después  estaba acomodada en el sofá mirando mis desplazamientos como si hubiera estado instalada en mi casa desde siempre.
En  el segundo café parloteábamos sobre lo divino y lo humano. Ella más.  Hablaba muy rápido y tenía un deje  curioso, arrastraba  las eses y su charla quedaba, un poco, bastante, enfatizada.
 Era  una abogada sin pleitos y no vivía mal  con su nuevo trabajo vendiendo cremas antiarrugas catálogo en mano, " además, como me gusta hablar..." "Ya".  No se si estaba muy cuerda.
 Giró la  cara hacia el balcón mirando el sol que inundaba la calle, después de un silencio ni corto, ni largo, volvió la cabeza hacia mi, colocó un cojín entre  su cuerpo y el mío y bajando la voz en un sususurro grave,  espetó: " mi especialidad es la angeología..." "perdón?".





domingo, 13 de marzo de 2011

prisma...
























Un rumor aparentemente inocente se convirtió con el paso de los días, en una ola, en un tsunami
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Creí sus justificaciones.
Es muy sencillo de explicar: los amigos tienen bula. La empatía, el afecto
, extiende velos ligeros delante del objetivo, algo parecido a una lente velada que da al enfoque un toque embellecedor. Por sentimiento y sin razones, difuminamos los trazos más burdos y groseros de su identidad encadenando nuestro apego a la palabra, a la mirada del amigo.
Me costó aceptar la verdad.
Y t
odo el ayer se marchó con él, en la despedida.

sábado, 12 de marzo de 2011

Hay ángeles caídos que no son fiables....






Un ángel caído, si es un buen profesional, un tipo con oficio, debe mentir con naturalidad, sin afectación, exponer la mentira como si fuera una verdad.

Conocí a un ángel caído que afirmó conocer el destino de mi alma, un alma vieja que había vivido varias vidas ricas y apasionantes.
Cuando le pregunté por el sentido de mi vida, respondió sin rubor, por conveniencia y sin entrar en detalles: has nacido para que yo pueda amarte.

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lunes, 19 de abril de 2010

el contador de estrellas...

















El hombre que contaba las estrellas lo hacía de manera artesana y menestral.
Las enumeraba a simple vista, una a una. Exceptuando, claro, en días nublados.
Observar el cielo nocturno era un esfuerzo arduo, dada la magnitud de la bóveda celeste y la similitud de los astros.
Noche tras noche, el cosmos se desplegaba a su entera disposición y con entusiasmo renovado comenzaba un día más su actividad numérica.
El telescopio catadióptrico no tenía ningún interés para él.

Al atardecer, cuando el sol se ocultaba detrás del edificio de las aguas, esperaba unos minutos, y la oscuridad, exacta y precisa se desplomaba lenta. Cuando no quedaba rastro de luz solar ni lumínica, comenzaba el cálculo.

Su actividad empezaba desde el exterior de la puerta de la cocina, avanzaba su lenta enumeración desplazándose silencioso por los jardines vecinos, sorteaba obstáculos de todo tipo sin bajar la vista del firmamento. Siempre en dirección al sur.
Frecuentemente se descontaba, pero estoico y sin renuncia, desandaba los pasos y volvía a recomenzar la rueda numérica desde la parte trasera de la casa.


La vez que fue más lejos físicamente, llegó hasta el cruce de la esquina del tranvía azul con el Paseo de la muralla. El día anterior había conseguido otra marca: arribar sin descontarse hasta la estrella 1.002, de las 8.000 visibles sin neblina atmosférica


Una noche de Agosto calurosa y húmeda, vio recompensado el esfuerzo de sus noches insomnes.
Alrededor de las 22 h., sentado sobre la barandilla de una terraza con olor a frituras de pescado, contaba la número 414, cuando en dirección nordeste, un centenar de estrellas fugaces, las Perseidas, llamadas también "lágrimas de San Lorenzo", se desplomaron como una cascada, tormenta brillante, alrededor de su figura.

Supo que no se había equivocado. Supo, que la felicidad, su felicidad, era un espacio lleno de lluvia...de estrellas.


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lunes, 5 de abril de 2010

amenaza tormenta...






















Los relámpagos anunciaban lluvia cuando se despedian en el descansillo.

Mantenían la puerta semicerrada a sus espaldas para impedir que el gato manx, un gato sin cola entusiasta de los espacios abiertos, se escabulliera entre sus piernas.
Otro relámpago, un resplandor vivo e instantáneo les iluminó el pasillo oscuro. Ella contó mentalmente: uno, dos, tres... el trueno retumbó sobre la última palabra de él. Adiós. Ella cocluyó: la tormenta está a tres kilómetros...
Un largo abrazo, dos sonrisas.
La de él, amplia, parecía satisfecho. La de ella, sólo esbozada en una cara desmaquillada y serena. Un lector de gestos avispado habría interpretado que aquella media sonrisa era la traducción de una presentimiento: no volverían a verse.
Cuando cerró la puerta, se quedó inmovil escuchando el sonido de sus pasos alejándose, suaves, elegantes, amortiguados por la larga alfombra del pasillo.
Finalmente el silencio.

Los sentimientos de él cabían en la palma de una mano.
Los de ella eran intensos, penetrantes, complejos, abarcadores: jaspe rojo
Encontrarse tan poco y tanto, fue como el choque de dos cuerpos en un callejón angosto, oscuro y sin salida, con una única dirección y dos posibilidades: estamparse contra el muro, o volver sobre sus pasos.
Se arriesgaron. Los dos. Se mezclaron, se fundieron, traspasaron juntos, volvieron sobre sus pasos abrazados, ocuparon el mínimo espacio, llenaron su tiempo y su universo de caricias y palabras sin reproches.

Empezaba a caer una lluvia suave sobre la cristalera de la terraza.
Salió a la ventana y lo vió a punto cruzar la calle, él se volvió a mirarla, la sonrisa aún estampada en su cara, con la mano le hizo un último gesto de despedida.

Y ella, liberó, como la lluvia que escampa, una voz impensable: "abre bien el paraguas, que desde mi ventana te lanzaré las palabras que menos te duelan "

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viernes, 29 de enero de 2010

apariencia engañosa...

















Tenía los ojos tan pequeños como un borrón de tinta china.
Tanto, que los de su entorno la llamaba "ojos de pulga", mote que nunca interpretó como desconsiderado. Según su modesto juicio se trataba de un cumplido cariñoso.
Todo lo que contemplaba: hombres, animales, edificios, trenes, coches, paisajes, los percibía un poco borrosos, diminutos y confortables, y presuponía que vivía en un mundo de acogedora miniatura.
Un día de invierno, alrededor de las seis de la tarde, entró en el desván buscando un viejo jarrón de flores.
El contorno de los objetos desdibujados por la escasa luz del trastero, hizo que se apoyara, descuidada, en una mesa de tres patas, que resistía firme en su horizontalidad asentándose sin gracia sobre las cajas de antiguos refrescos; del cajón semiabierto, olvidada, asomaba una polvorienta lupa, el mango moteado con enrevesadas incrustaciones en nácar. Entre las partículas de polvo que la cubrían aparecían, desfallecidas, unas letras que a ella se le antojaron góticas.
Limpió cuidadosamente con la punta de la falda el mango desconchado y emergió una palabra aparentemente inocente.
La leyenda le daba una orden breve: mírarme.
Acercó la lente a su ojo derecho -en su mano los restros de serrín acumulado por las carcomas sobre la superficie de la mesa coja, le produjeron un ligero escozor en sus ojillos de tachadura-. Miró, y se asombró al descubrir un mundo distinto, de gigantescas proporciones.
Asombrada, subió las escaleras lupa en mano, salió al exterior, inspeccionó un mundo desmesurado, y confusa, no supo distinguir si tenía el primero de los cinco sentidos atrofiado, o era una enana viviendo en un mundo de colosos.

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viernes, 2 de octubre de 2009

come rain or come shine....




Mirabas a través del cristal con un gesto que parecía distraido, los cristales de tus gafas tenían un velo ligero, empañados por una calefacción exagerada. Doblaste el papel del azucarillo con movimientos preciosistas, te secaste los labios con una servilleta inmaculada y los restos de un café apresurado quedaron atrapados como un dibujo de cómic.
Solo tus manos te delataban, el tecleteo del índice y el corazón sobre la mesa: tac tac, tac tac.. pero tu rostro como siempre parecía muy sereno, nada de mostrar emociones, "lo esencial es invisible a los ojos" me disparaste años atrás entre ventrículo y arteria.
"Cuanto tiempo, no ?, silabeaste.
Por una milésima de segundo
tuve la impresión que tus labios se curvaban hacia abajo en un rictus nervioso, quizás me engañé porque la sonrisa apareció rápida -ella te ha salvado en las situaciones más jodidas, y a la boba que fuí tu sonrisa la desarmaba-.
"Si, mucho tiempo"...
La lluvia se descaraba por momentos y las calles se vaciaban de manera apresurada, tuve la sensación de un déjà vu, aúnque no conseguía recordar el final de la secuencia.
Me vino una melodía a la cabeza:" Come rain or come shine" pero la letra se me resistía...
youre gonna love me like nobodys loved me come rain or come shine...abandonada entorné los ojos para desenfocar las gotas del cristal.."aún haces esto? " y te reíste con ganas. Vi dos líneas nuevas, desconocidas, alrededor de tu boca.
Cuando te pasaste la mano por el pelo supe que tu tranquilidad era fingida.
"Por qué sonríes?" dijiste, ladeando la cabeza.
Estuve a punto de responder "como me gusta este gesto.
Pero te dije, "tienes el pelo mojado".

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lunes, 24 de agosto de 2009

el tiempo que pasó, como una estrella fugaz...






















Cuando decimos: "el tiempo lo cura todo", hablamos por hablar, sin saber muy bien de qué hablamos.
El tiempo es una percepción, un invisible, una duración que no dispone de argumentos porque se niega a interactuar con nosotros. Es un mudo que avanza, un espacio que no se amiga ni resuelve, que no diagnostica, no elimina ni borra lo que ya no tiene remedio.
Menos cierto es lo afirman los optimistas "el tiempo transcurre a nuestro favor". El tiempo es neutral y no concede favores, no sufre ni padece, su avance natural es inclemente porque está programado como un corredor de fondo, su reto son las largas distancias. Y ese: "a nuestro favor", se reduce en volvernos más sabios a la par que envejecemos.
"Es cuestión de tiempo". Esa es una actitud razonable, es admitir que el tiempo, como el aire, es etéreo, sigiloso, necesario y que todo lo acaba poniendo en su sitio de manera natural.

Me he metido en ese jardín del tiempo, porque me han mandado unas fotos veraniegas . He descubierto que alrededor de los ojos, de la piel demasiado bronceada que los rodea, se han instalado unas patitas de gallo, unas perfectas desconocidas hasta el día de hoy y por la manera que se han afianzado me temo que han decidido quedarse.
Buscando el culpable de las estrenadas líneas de expresión -arrugas-, después de descartar el bronceador -quizás debí comprarme uno más caro- o la excesiva exposición de horas solares, todo se ha vuelto muy sencillo: se trata del maldito tiempo haciendo de las suyas, y he dado un nuevo sentido a la letra de una canción hasta hoy anodina: "el tiempo que pasó como una estrella fugaz..."

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martes, 4 de agosto de 2009

viajero...


















Como un artista circense se aseguró un pie en tierra firme, mientras el otro viajaba por otros continentes.
Equilibrista acrobático del más dificil todavía, en su huída hacia adelante consiguió hacer el equilibrio invertido, consistente en desplazar su cuerpo a las antípodas y mantener la mente en el punto de partida para no conocer la melancolía al encontrarse en lugares extraños.

La sensación de soledad que lo acompañaba en el presente, estaba involucrada en el pasado, en su memória, y en un deseo de olvidar sin olvido.

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sábado, 18 de julio de 2009

al fin y al cabo, persona...
























Ella se cree mi dueña, y yo, le sigo la corriente.

Damos un largo paseo todos los días, aunque no todo lo prolongado que ella quisiera, porque esa mujer, cuando sale de casa, nunca tiene prisa por volver.
Pero hay ciclos, -no sé qué problemas tendrá mi prójima-, que todo lo hace deprisa y corriendo. La correa con la que yo la paseo, está tensa todo el tiempo, y ella, puro nervio, tira de las riendas queriendo cruzar acelerada los semáforos en ámbar.
"Quieta!" -le digo-, y con expresión contrariada se pega obediente a mi lado esperando que el disco madure y el semáforo inteligente se convierta en verde brillante en cuarenta segundos. "Ya!", y cruzamos el paso peatonal como si le fuera la vida por llegar al otro lado.
La quiero porque es cariñosa, pero no me ciego en mi pasión de perra y reconozco que es bastante aburrida y primaria. No entiende el arte del callejeo, el deambular sin ton ni son no está hecho para ella. No, cuando pasea conmigo.
Concretando: tenemos distintos intereses, y paso a evidenciar nuestras diferencias.
Cuando se aproxima un compañero, confraternizamos con unos cuantos olisqueos, lo habitual en estos casos, y ella -que ya he dicho que es buena pero simple-, se impacienta si nos entretenemos en la ceremonia -empeora el ambiente si el que se acerca es un desconocido-, entonces balbucea un sonido repetitivo: "quita, quita!"...interrumpiéndonos con un tirón seco el acto mutuo de reconocimiento de feromonas.
Por no hablar
de la ignorancia total que posee sobre el placer de oler farolas. No sabe, no conoce, no detecta, las estelas que tienen imprimidas. No entiende de marcajes ni seguimientos.
En su desconocimiento sobre la especie -mi especie-, no percibe ni el sexo de mis camaradas, y vuelve a emitir el mismo sonido cuando se acercan nuevas figuras, correa en mano: "es perro o perra?, lo digo para no tener problemas".
Pero qué problemas?. Ella, es mi problema.
Si la dejo a su aire, su afición es detenerse frente a escaparates de colores, con la cara absorta se queda mirando...un cristal!, observa los precios, incluso se agacha para examinar los que quedan muy abajo, y vuelta a empezar diez pasos más allá. Cansina, su actividad me resulta muy cansina.
Sólo porque la quiero, no paso vergüenza ajena cuando en la práctica de esa actividad bobalicona se cruzan mis compañeros paseando a sus mascotas humanas.
Ella, la pobre, al fin y al cabo persona, es, en sí misma, mi dificultad, cuando juntas hacemos la ronda diaria.


Si os apetece participar:
Un amor realzado por la presencia de un animal particular, de una máscota.
la redaccion con los blogs

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sábado, 11 de julio de 2009

discursos...



Por calles, plazas, rotondas y lagunas,
plantabas palmeras con mi nombre y yo me veía obligada a inaugurarlas.
Tuve que poner cordura a tantas solemnidades porque los dicursos me salian repetidos.



Repasando el blog, he leído este post de hace justamente dos años.
No lo recordaba -ni yo, ni nadie-. Me ha hecho grácia...y aquí os lo planto-

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martes, 7 de julio de 2009

un problema de gafas?...















No le conmovía la luz del ocaso sentada frente al mar, quizás porque ya no era compartida como ayer junto a los ojos de su amado, cuando silenciosos enlazaban una misma emoción admirados ante el espectáculo gigantesco y único que la naturaleza versátil desplegaba segundo a segundo, hasta envolverlos en un anochecer precipitado.
Muy juntos, en la penumbra recortada, sus cuerpos confundidos con el paisaje de ensueño de la luz menguante, eran arena, rocas, barcas y luna saliente. Abrumados de belleza, vinculados, se buscaban, compartían el último cigarrillo y volvían a casa -caminito de plata que la luna señalaba-, creyendo, enamorados, que juntos visionarían muchos atardeceres.

Certificó que se había vaciado de sentimientos al volver por primera vez, al paisaje que contemplaron juntos la última vez.

Se quitó las gafas oscuras para apartar un humor salino suspendido entre las pestañas y el cristal y se deslumbró, ahora si, con la puesta sol.
Como un milagro venido del más allá, el crepúsulo recobró su esplendor.
Se desplomaba con lentitud el firmamento, y el mar, inmensa extensión de luz dorada en un atardecer repetido y renovado en su eterno vaivén, semejaba un cristalino recipiente de cava espumoso y ondulante.

Supo nada había cambiado, que la emoción permanecía intacta.
Sólo que en su torpeza de veraneante recién iniciada, no había calculado que nunca hay que contemplar una puesta de sol con gafas oscuras.

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viernes, 26 de junio de 2009

mi anónimo...













Atávica como los simios, levanté las manos para abarcar su espacio.
Abracé su imagen, una visión sin ojos -el revelado no incluía la sonrisa habilmente recortada, intuida y seguramente pálida-.
Los de seguridad tomándose su trabajo al pie de la letra, alarmados, temiendo un acto vandálico, me exigieron compostura.
Creo que me lo enseñaron en la infancia y lo olvidé: no se abraza a los desconocidos.
Lectora de su fisonomía, rastree su biografía silenciada en el catálogo couché de 80 gramos, papel brillante.
Me despedí de él con una última ojeada, guardada su imagen impasible en mi archivo íntimo, imponiéndome la enrevesada tarea de ser el detective privado que descubra la identidad del hombre sin mirada y sin sonrisa.

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sábado, 20 de junio de 2009

alma de blues...











Era nostálgico. Hizo de su nostalgia una condición de vida.
Leyó la frase de Miles Davis: "dejemos el blues para los blancos", y convirtió su vida en una estructura de blues clásico de doce compases.
Pero las ilusiones son personajes peligrosos y sin defectos.
En realidad era un negado para la música, y en su distorsión de la percepción sensorial se enredaba con la tristeza que envolvía su monótona y decepcionante vida de burócrata. Como contrapunto, murmuraba palabras en un largo lamento, que él creía baladas.
Cuando le preguntaban en que trabajaba, no sabía como definir su ocupación. Era un interventor administrativo que retenía un alma de bluesman.

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sábado, 13 de junio de 2009

de difícil explicación...


















No me mires, ya no te veo, uso lentillas opacas que me protegen de tus miradas.
Si me llamas por mi nombre y no respondo, no te extrañes, he cambiado todas las vocales, se me quedó el nombre propio en un sin sentido y me identifico con un alias.
No me escribas, me cambié de domicilio, alquilé mi casa a una familia trashumante.
No me olvides aunque leas mis palabras quiero ser el fantasma de tus sueños.

Leyó un tratado sobre Como llamar la atención y le añadió nuevas cláusulas.
Tenía talento natural y sabía alimentarlo.
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sábado, 6 de junio de 2009

el tren de las 7.30...














Hacía tiempo que no viajaba en tren.
En realidad hacía bastantes años que no utilizaba este medio de transporte, ni en corto, ni en largo recorrido.
Recordó cuanto le gustaba desplazarse en ferrocarril, antes, cuando lo usaba a diario.
Este en concreto, era el que la devolvía siempre a casa, su tren de las 7.30, aunque el lenguaje digital en verde de la gran pantalla, marcara -confundiéndola a diario-, que eran las 19.30 P.M.

El paisaje había cambiado y ella también.

Se acomodó para un viaje doble, de locomoción y al interior de sus recuerdos.
Hacía tiempo que evitaba acordarse que había tenido una casa en las afueras de la ciudad que compartió con un hombre - el hombre- que tanto había amado y que tanto la había defraudado y por primera vez razonó sin una partícula de sentimiento y con la vista clavada en el horizonte cambiante, que quizás debería ser justa y afinar el juicio: ella también fue una gran defraudadora.
Al entrar el convoy silencioso en el primer túnel, recordó el dolor del primer tiempo de la ruptura, como navegó dentro de una niebla espesa que le impedía avanzar, como creía empujar su espesura gris, ella, que era débil y pálida y su cuerpo no era atlético, como emergiendo detrás de un telón con apariencia teatral brotaba más y más niebla compacta, pastosa, de tono sucio y plomizo y como la fatiga la desfondaba sin apenas moverse del sitio.

En la introspección escuchó el vacío de sus propias palabras, escapadas desde la comisura de su boca, desprendidas, pálidas como una letanía pobre: no hay que afligirse por un amor evaporado.

Y eso, no la consoló.

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domingo, 31 de mayo de 2009

Están obligados a mirarse....















Dicen los entendidos que un cuadro o una escultura de particular belleza -o de particular valor- debe estar aislado de los demás por su excepcionalidad.

La disposición alargada de la sala le ha permitido al comisario de la exposición situarlos juntos por su perfección, su delicadeza y su distinción al fondo de la estancia, lejos de los cuadros enfrentados.
Las reglas estéticas los unen por un tiempo, provisionales en su espacio, después, cada uno volverá a su destino
Se miran y se reconocen, y comprenden la transitoriedad de su encuentro..
Son de época distinta aunque provienen de situaciones similares, y ellos lo saben.
Ambos tuvieron un hogar y en él ocuparon un lugar destacado: uno presidió el salón, la otra, la biblioteca de una saga familiar. Vieron nacer, crecer y desaparecer a varias generaciones; finalmente, el último eslabón de una familia enamorada del arte los subastó. Él, en subasta americana, ella, en una de sobre cerrado, y ambos, ofrecidos al mejor postor por un precio mucho más que estimable.
Los dos fueron alejados bruscamente de su entorno.
Las miradas obligadas a encontrarse se vuelven profundas y estáticas y sólo descansan cuando las luces se apagan.


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domingo, 24 de mayo de 2009

a que suena raro la palabra: perder ?...














Quiero perderme bien perdida.

Perderme entre caminos que no lleven a ninguna parte para poder retroceder y llegar al mismo punto de partida muy perdida.
Sería agradable perderme con alguien que le gustase jugar a perderse, pero nadie tiene tiempo para perder.
Yo me pierdo y te reto a perderte...tu vas, y te pierdes!. O prefieres que nos perdamos juntos?. O jugamos a separarnos para reencontrarnos en el paseo cuando ya nos creíamos perdidos?.
Perder la memoria de lo que dejamos atrás, perder las horas bien perdidas en ese pasatiempo, sin perder de vista que es una aventura de encuentros perdidos, y sin perder la paciencia...pero te dejaría perder la compostura.
Si tu te pierdes, yo también me pierdo...

Que nadie se confunda ni haga juegos fáciles de palabras: no soy una "perdida".

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sábado, 23 de mayo de 2009

los herederos de Nerón..















La Chayo

Qué tienes en la mirada, mujer de los ojos tristes?
Tengo un presente que no se me amiga con lo antiguo.
Cuando miras tan ausente, donde viajas?...qué recuerdas?.
Toda mi vida es un olvido.



Decían que era medio loca, olvidada por su familia y sin amigos. Que se fue a Francia y volvió cambiada, cosas de un amor desafortunado.
Hicieron falta muchos errores antes de convertirse en un apátrida que pernoctaba en un cajero automático.

Hace un par de años en la esquina de mi casa, adolescentes de buena familia, niños con buenas notas en colegios privados, por juego, por pura diversión, por matar el aburrimiento, quemaron viva en un cajero automático a Rosario de 50 años, una ex secretaria de dirección de un banco: "porque olía muy mal".
Rosario, por circunstancias adversas acumuladas acabó durmiendo en un cajero, dos calles más allá de mi domicilio.
Todo empezó con una gran depresión que la llevó al descontrol, más tarde vino el alcohol y con él, el abandono de cualquier responsabilidad. Cuando lo tuvo todo perdido, pernoctó en el amplio espacio de una conocida entidad. Alrededor de las nueve se arrebujaba con sus fardos en un rincón, con la puerta siempre abierta, los vecinos que entraban o salían con la tarjeta en la mano para sacar dinero la conocían y nadie se incomodaba...
Finalmente una noche irrumpieron su sueño, primero la insultaron, después la rociaron con gasolina y finalmente le prendieron fuego con el mechero.
Fue una muerte dura, indigna y cruel.
Pero la cámara de seguridad les grabó cada uno de sus gestos para que no quedarn impunes.
En el juicio unos abatidos adolescentes justificaron:"se nos fue la mano". No se habló de desestructuración familiar, porque no la había.

Muchas noches paseando a mi perra vi a Rosario Endrinal Petite en el cajero automático, bajo los fluorescentes, dormitando entre mantas de cara a la cristalera.
Hace tiempo que se lo debía.




lunes, 18 de mayo de 2009

La vida hoy es un poco peor: ha muerto Benedetti.
















Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.

Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.

Sin temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.

Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición.

Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.

Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada.

Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.

Ya mi rostro de vos
cierra los ojos

y es una soledad
tan desolada.

domingo, 17 de mayo de 2009

el atlas de casi todos los males...


















Leyó: los males se vuelven amigos.
Desde el mismo momento del descubrimiento, se colocó todos los libros que pudo en la cabeza para pinzarse las cervicales, y así, llegado el momento en que el atlas, la primera vértebra cervical se le desencajara facilitar la familiarización de la nuca con el pellizco.
Porque la amistad verdadera nace cuando los sujetos de la amistad se relacionan entre sí.

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sábado, 9 de mayo de 2009

sutíl, llegaste a mi...















Cena entre amigos un jueves por la noche, rutinaria cómoda y distendida.
La novedad, era un desconocido, amigo de mi amiga Laia, de nombre confundible, de mirada impactante y de pocas palabras, parecía cordial ya que sonreía cada vez que yo hablaba jugando a ser peleona.
Yo estaba situada a la derecha de la cabecera de la mesa, junto a la anfitriona, para secundarla en sus idas y venidas a la cocina. Y él, en la otra punta, en el lateral izquierdo: teníamos un excelente ángulo de visión.
En un desplazamiento al santa sanctorum de la cocina mientras colocábamos los platos en el lavavajillas, mi amiga Laia bajando la voz en una modulación del tipo "el hombre que susurraba a los caballos", me cuchicheó: te has fijado como te mira Edualdo? -que no, Eduardo, que sería lo lógico: en qué estarían pensando sus padres-.
Ha llegado hace poco de Roma, es un viejo amigo, un tipo estupendo y arquitecto, nena.
Arquitecto? ..qué interesante!. Un trabajo que armoniza la disciplina artística y técnica.
Ay, loca!, tu siempre con el rollito de "poesía eres tu". Te lo advierto -y arrugó la nariz, conocido mohín voluntarioso-, de aquí no sale nadie hasta que yo no me entere que concertais una cita.
La noche fue larga, el vino estupendo, y se me agudizó -ay, Dios!-, mi lado gracioso según avanzaba la noche.
Llegadas a las tantas, el misterioso Edualdo y yo, ya habíamos quedamos para cenar el fin de semana. Con la bendición de Laia.

Omitiré la lentitud del paso de las horas desde la confusa noche en la que llegué a casa un poco perjudicada, hasta el momento de la cita, dos días después.

Noche de Agosto caldeada. Cenamos en un pequeño restaurante al norte de la ciudad, sentados al aire libre pero sin un asomo de brisa. Barcelona estaba silenciosa y parecía desierta.
Al principio Edualdo habló poco, pero bien, era agradable, estábamos cómodos, o eso parecía. Al llegar a los postres, me dejó caer con voz pastosa...
Y tú?..qué es lo primero que te fijas en un hombre?, -vaya!, parecía que entrábamos en los temas manidos-
Hummm..en la boca: los labios, los dientes. No digo una boca perfecta, que sea sugerente...fíjate que me atraen los dientes de conejo ! -jiji y jaja-
Y después, qué le sigue?
Después, la mirada. No, si los ojos son grandes o pequeños, redondos u ovalados. La mirada debe transmitirme confianza, que cuando hable sus ojos no desdigan las palabras -en esas estábamos-.
Sinceridad, verdad?.
Si, eso parece...

Tanteos, escarceos, tópicos, juegos de palabras iniciáticos...
-Qué hace que una conversación no alcance el status de emocionante cuando está a las puertas de conseguirlo?-.

Parecía que ahora era mi turno.
Y a ti, qué es lo primero que te atrae de una mujer? -diosss!-
Yo, -respondió veloz bajando su mirada sincera hacia mi escote bronceado- yo me fijo en las tetas!

Y sí, debió haber más palabras aunque no recuerdo cuales. No atino a acordarme de como siguió la charla. Quizás fue un divertido diálogo para besugos si alguién se hubiese entretenido en escucharlo. Aunque me esfuerzo en traerlo a la memória, no consigo recuperar el resto de la conversación...


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sábado, 2 de mayo de 2009

combinaciones imposibles..
















He lavado y tendido toda la ropa de invierno.
Al colgarla al aire libre, por su peso, se han desprendido -como si la lavadora no se hubiese aplicado en el centrifugado-, unas pequeñas gotas que se han convertido en minúsculos charquitos, con un efecto parecido al mercurio cuando se esparce al romperse el termómetro, y movibles y retorcidas en su escurrido, han conformando inocentes palabras: frío, abrigarse, resfriado, sins...-ha tardado en caer las últimas gotas-,
sinso...sinso? : sin_sol. Por algún error de cálculo, el goteo ha juntado dos palabras que resumen el largo invierno pasado.
Las medias negras de lana se han revelado como las más osadas, de su destilación se ha desprendido un vocablo con las letras finales desfiguradas por su largura: aburrimiento. En cambio, la media fina y transparente solo ha chispeado: frío.

Estoy un poco inquieta porque he empezado a ventilar la ropa de verano.
Hace días que noto trasiego en el armario. Los colores alegres pugnan por abandonar los cajones, salir de la oscuridad que almacenaron en un invierno demasiado húmedo. Distraídas, aparecen medio caídas de las gavetas, asomadas con un aire ligeramente desmayado. Ellas se esparcen, y yo, ordeno lo que estuvo ordenado y las vuelvo a distribuir por un orden de colores: los tonos pastel a la derecha, los de colorido fuerte a la izquierda.

Si fuera sensata, creo que debería hacer una transición y vestirme mitad de invierno, mitad de verano. Apostar por las combinaciones imposibles
y
atrasar al máximo el lavado de las rebeldes veraniegas. Porque lo confieso sin miramientos: tengo muchísima desconfianza de sus expresiones.

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sábado, 25 de abril de 2009

sentido o dirección ?















Pensó que no iba en la dirección correcta, que cada vez más, se acercaba a donde no quería ir.
El destino ocioso y juguetón pone pruebas, obstáculos, incidencias, para entretener sus aires de transitoriedad.
Nuestro sino, y el sino de los que nos acompañan tienen su recorrido propio aunque andemos muy cercanos.
Enfrascada en sus pensamientos encontró un cruce de caminos apenas perceptible, intuitiva, giró a la izquierda, hacia el Este, buscando el sol sin mirar la dirección del viento.
Cuando se volvió, sus amigos de largo tránsito, quizás guiados por otras intuiciones habían desaparecido.
El azar tenía un plan?.

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domingo, 19 de abril de 2009

no digas que no te lo dije...
















Vísteme de luz -le pidió ella, inspirada- y dejaré mi rutina.
No te vayas solo en avión, ni en barco, ni en tren.
Quiero ir contigo, dar el salto mortal.
Amaneceremos en otro continente. No importa en cual.
No es cierto que los rutinarios sean más felices, eso lo afirman los confundidos.


La buenas chicas no piden actos imposibles -él respondió-
Mañana mismo te regalo un vestido de colores,
alegre como tu, porque toda tu, eres luz.


Descubrir y aceptar que no habría lugar para la fantasía
fue el primer hábito, la primera repetición
de un encadenado de concesiones. Un sinsentido.
Borró de su memoria que le pidió ser aventurera
en el mismo momento que se puso del revés el vestido seriado
que su enamorado le compró en unos grandes almacenes.


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viernes, 10 de abril de 2009

mirona...





















Estoy cenando con un amigo en un local pequeño y acogedor, buena comida y excelente música, los que esperan una mesa libre dejan correr el tiempo, distendidos, en la barra tomándose una copa.
Cuando el camarero se acerca a la mesa con los cafés, levanto la vista y veo a una pareja muy junta en el extremo del mostrador. No oculto la dirección de la mirada.

Intuyo las palabras suaves que él le desliza al oído mientras le sonríe de un modo magnífico y experto.
Astuto, percibe antes el latido que la respuesta de su acompañante, conocedor de su inexperiencia le complace su titubeo y su desarme. Diestro en el juego provocador, insistente, endiablado, bordea hasta la ilegalidad las objeciones de la mujer haciéndola dudar de lo que sabe, de lo que cree aprendido. Tahúr de juegos que ella desconoce, artesano de llaves que abren cielos sembrados de nubes oscuras le divierte ver como ella se enreda con sus palabras.
La apremia, porque se resiste.

Estoy en estéreo siguiendo la conversación de mi amigo pero con la mirada sesgada, registrando los movimientos del cortejo: el avance y el titubeo del gavilán y la paloma.

Ella separa ligeramente el cuerpo, la sonrisa, desde la distancia que nos separa me parece más cauta, quizás desconfía, acaso intuye que nunca la acompañará en días festivos, o presiente que jamás irán juntos a ver el mar, adivina que no compartirán ni el título de un libro, que no visitarán otro país que no sea el dormitorio masculino, sospecha que no tendrá su confort cuando surja un obstáculo y su instinto femenino huele a largas noches de espera.

Pienso, sorbiendo el café, que si se alejara rápido no quedaría memoria de él.
Porque la memoria con el paso del tiempo se convierte en imaginación.

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sábado, 4 de abril de 2009

el club de los poetas muertos...



"No leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque somos humanos, y el ser humano está lleno de pasión. La medicina, el derecho y la economía son necesarios para la vida pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor... son las cosas que nos mantienen vivos..."


-1989: Oscar: mejor guión original. 4 nominaciones, incluyendo mejor película y mejor actor -Robin Williams-

domingo, 29 de marzo de 2009

como dice usted que yo me llamo?















Como una naturaleza muerta se vació de todas las palabras.
Dejaron de tener significado propio porque la confundían.

Sabía, creía saber, que una vez había sabido, que las palabras
se amplían y transforman, pero chocaba desorientada con los vocablos.
Porque cuando decía: agua, no podía precisar
si hablaba de un océano o de llevarse un vaso de agua a la boca.
Si afirmaba: pasión, acaso se refería al color rojo, o no,
también podía describir el deseo de que amó hasta el desvarío.
Al mencionar: ráfaga, podría ser que el viento le arremangaba las faldas
o que un revuelo de imágenes la aturdían.

Pero si decía: mi hija, la nombraba con el nombre de su madre.

La cara sonriente dijo la palabra alzheimer con ternura
mientras le acariciaba la mano. Ella le correspondió con otra sonrisa complíce.
También la desconocida se confundía, sabía que en realidad quería decir: azahar... ese era el nombre real de aquellas flores olorosas, inmaculadamente blancas
que le entregaba aquella persona amable, de facciones vagamente familiares.
Las flores en realidad se llamaban gardenias.
La desconocida era su hija, aunque aquel día la llamara señorita.
Es muy amable, son muy hermosas las flores señorita.

Y la señorita la observaba con impotencia, miraba como su madre se alejaba hacía la perdida progresiva de los sentidos del pensamiento y la memoria para finalmente llegar a la desaparición del lenguaje.
La mujer inteligente y generosa que amó, la que siempre tomaba las decisiones correctas, se estaba fugando progresivamente hacia un mundo infranqueable del que ya no había retorno.

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sábado, 21 de marzo de 2009

dos muy juntos, hacen una sombra...

















Evitaba salir de día si no era absolutamente imprescindible. Si por cualquier circunstancia le era forzoso bajar a la calle, rehuía las más concurridas y andaba ligero con el cuerpo adosado a la pared. Sobretodo en verano, cuando el sol está más alto en la bóveda celeste.
Era coincidente su total desaparición de la vida pública con el cambio de horario, cuando las jornadas de luz eran más largas.
En cambio, en días de lluvia y especialmente en los días nublados, era fácil verlo deambular durante horas por parques desiertos, alrededor de los centros comerciales o paseando por la playa.
Los más reflexivos decían de él que no necesitaba nada, que estaba en paz con el mundo en los términos de lo que se da y lo que se recibe. En cambio los más jóvenes, de lengua ligera, opinaban que el tipo no tenía control en la coexistencia y que su temor era descubrirlo, porque si lo lograba, eso le supondría tener que amigarse con la vida.
En lo que todos coincidían, era que su biografía no era compartida con nadie, y que su actitud huidiza parecía indicar que sólo podía ser un espejo para los que pasaban de largo.
Murmuraciones inexactas de la gente del barrio.
Él era un hombre de costumbres fijas, habituado a salir todos los días poco después de anochecer. Compartía momentos nocturnos con poetas, marginados, grupos ruidosos y muchachas de piel bronceada.
Si los habladores se hubiesen tomado la molestia de observarlo durante un tiempo razonable, habrían descubierto a un tipo ingenioso de sonrisa breve con un brillo de fuego en la mirada que desentonaba en un rostro demasiado pálido.
Sólo cuando se enamoró de una enérgica camarera argentina que lo apremiaba para que se vieran a la hora del almuerzo, tuvo la fuerza suficiente para confesar su íntimo secreto.
Nunca se citarían en días soleados.
Porque él, era el único hombre que tuvo la mala sombra, de nacer sin sombra.



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sábado, 14 de marzo de 2009

fabulous crooner...


















Cuando lo conocí, lo primero que me llamó la atención fue su voz.
Más tarde supe que tenía vocación frustrada de cantante.
Estuvimos un tiempo muy corto de "roneo" y al poco, empezamos a salir.
Era un tipo agradable y cariñoso, solo tenía en su
contra la malograda carrera de cantante.

Practicaba conmigo ante cualquier situación. Su vida era un musical. A la mínima ocasión, me cantaba enamorado: "voy a pintar, las paredes con tu nombre mi amooor".
Le veía capaz de hacerlo. Estaba temerosa de encontrarme, al salir de casa, cualquier mañana, con mi nombre estampado por todo el vecindario.

Llegó la primavera y cambió un poco el estilo, se decantó por la balada:
"antes que ver el sol, prefiero escuchar tu voooz". Como un bucle infinito una y otra vez: "antes que ver el soool...".
Yo me iba a la playa a tomar el sol, adoro el sol, es mi fuente de vitaminas,
y mi época preferida para ponerme tostada.
Pero el prefería escuchar mi voz. Me iba sin él

En verano nos fuimos de vacaciones a la otra punta de la península. Me regaló su canto hasta llegar a Cuenca, aunque como no tenía muy aprendida la canción, sólo entonaba el estribillo, no avanzaba en la letra: "no quedan días
de verano para pedirte perdón, para borrar del pasado el daño que te hice yooo...".
Agotado se durmió buena parte del viaje, y yo, aliviada, pude sacarme los tapones de los oidos.

El otoño fue muy benévolo, con temperatura casi veraniega.
En esa época, él estaba un poco sombrío. Le dio por entonar: "los celos son alfileres que no me dejan vivir, quien quiera saber de celos, que me lo pregunte a miiii". Empecé a alarmarme. Lo tranquilicé. Cariño, todo está en orden.

Llegó el invierno, con sus días grises, los abrigos de paño y la calefacción a 23 grados y su voz fue languideciendo. Estaba ensoñado y me miraba con tristeza. Creí que le estaba rondando un resfriado y salí a la farmacia a comprar "Desenfriol". Cuando llegué a casa me cogió las manos y con los ojos húmedos, tarareó muy quedo: "cada vez que decimos adiós, me muero un poco. Cada vez que decimos adiós, me pregunto por qué un poooco…".

Supe que había llegado el momento del adios. El chico del cante, emigraba. Le hice la maleta, le puse el "Desenfriol" en el bolsillo de la americana y lo acompañé a coger un taxi. Hasta el día de hoy.

Me han dicho que ahora vive en Adliswil, en Suiza, con una secretaria de dirección muy graciosa, rubia y pálida, una buena persona que lo trata a cuerpo de rey. Sólo los que hilan con el hilo muy fino, le encuentran un pequeño defecto a la beldad que acompaña a mi ex: es un poco dura de oído.

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martes, 10 de marzo de 2009

cruzando las Ramblas...



















-estatua humana Ramblas de Barcelona-


Hay días, hay temporadas, -hay siglos-, que
todo se me antoja dificultoso.
Las cosas más sencillas se me hacen una montaña.
Durante todo el tiempo es un combate a brazo partido para
ganarle el pulso a lo cotidiano.

Hoy, después de recoger unos papeles en un edificio "oficial" -que cosa tan molesta!-, he cruzado la rambla de mi ciudad famosa por sus flores, y me he detenido delante de un pequeño olivo con las hojas plateadas giradas hacia mi, brillando al sol. He entendido que era un acto de seducción, un canto de sirena, y, precipitada y sin darle tiempo a los preámbulos, lo he comprado.
Y allí estábamos, paseando el olivo y yo, entre los turistas y las estampas más características de las Ramblas: las estatuas humanas, tan integradas al paisaje, que cuando al anochecer recogen sus bártulos y monedas, se crea un gran vacío, semejante a la idea de ir al Vaticano a contemplar la bóveda de la capilla sixtina y encontrarnos que las pinturas han sido cubiertas.
Hemos cogido el metro, la línea 3. Yo, sintiéndome un poco singular sentada entre una embarazada y un ejecutivo y con el arbolillo -que fuera de contexto parecía más grande-, acomodado en mi regazo. Y me imagino que el pobre oleastro, ahora sin brillo bajo las luces del duro neón, apretujado entre un gran bolso y mi pecho, sintiéndose totalmente desplazado.

Al llegar a casa, lo he colocado donde no debería estar, en un lugar donde nunca lo arrullará el sol, pero donde mis ojos lo verán desde cualquier ángulo de la sala.

Y es que hay días, -siglos-, que es necesario comprar un olivo enano, y que su efecto placebo adormile unas ánsias de paisaje panorámico.

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martes, 3 de marzo de 2009

quien escucha un rumor no tiene garantías de que sea cierto...


















Los rumores se extendían.
Apuntaban como saetas envenenadas en dirección a la forastera que vivía en
la casa de los álamos.

Te has enterado?...sabes aquella mujer que parece tan delicada, la que sale al anochecer, si, la que nos cruzamos por la calle principal siempre con la mirada baja?..se dice, se comenta, que ha cometido un asesinato en otro Estado, que se ha fugado y se esconde de la justicia en la casa de la colina, la verde, la que sólo se alquila en verano. Seguro que en cualquier momento será reclamada y devuelta al Estado que tiene la jurisdicción de su delito. Dicen, que antes de encender las luces de la calle y amparada en las sombras, a la hora del cierre, se presenta en la papelería "Books and Coffee", que compra cantidades enormes de folios...y que antes de pagar, manosea el papel tocando las distintas texturas. Un comportamiento rarísimo, que tiene muy molesto al puntilloso sr. Bart.

Dorothy Ahlquist, ajena a los rumores, concentrada, trabajaba de noche y se dormía al amanecer.
Decidió tres meses atrás que el azar le indicase una ubicación donde pasar el otoño, giró el dedo índice en el mapa recién comprado y señaló un pequeño pueblo con el nombre desgastado y sin dudarlo se instaló en una pulcra y luminosa casa victoriana de madera, en las afueras, rodeada de cañadas y dehesas con dos grandes álamos que guardaban la entrada principal.

Preparaba su quinta novela policíaca, género: serie negra.
Debía entregar el original a finales de Noviembre. No podía distraerse ni defraudar a un público fiel, después que los críticos dijeran de su última obra: "La asesina sin disfraz", que había tocado techo y la consolidaran a la altura de escritores como Mc Coy, Hammett, o el mismísimo Chandler.
Pensó que había tenido mucha suerte al adoptar un lugar tan agradable y tranquilo para trabajar y se alegró de que los habitantes fuesen tan discretos que nunca la visitaban ni la interrumpían.

Afortunadamente aún le quedaban dos meses por delante para terminar su ficción: "La broma funesta".
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sábado, 28 de febrero de 2009

un poema para el fin de semana...



TRABAJAR CANSA (II) - Cesare Pavese

Atravesar una calle para escapar de casa
sólo lo hace un muchacho,
pero este hombre que vaga
todo el día por las calles ya no es un muchacho
y no escapa de casa.
Hay tardes
de verano en que hasta las plazas están vacías,
se extienden
bajo un sol casi poniente, y este hombre, que viene
por callejas de inútiles plantas, se para.
¿Vale la pena estar solo, para estar siempre más solo?
Con sólo dar la vuelta, las calles y la plaza
quedan vacías.
Desearía detener a una mujer,
hablarle y proponerle que vivan juntos.
De otra forma, uno habla solo.
Por eso en ocasiones
los borrachos se atacan con discursos nocturnos
que recuentan los proyectos de toda una vida.

No es seguro que al ir a una plaza desierta
te encuentres con alguien, pero los que vagan
por las calles
se quedan de vez en cuando.
Si anduviera con alguien
mientras cruza estas calles, la casa sería
donde ella estuviera, y entonces valdría la pena.
Por la noche la plaza vuelve a quedar vacía
y este hombre, que pasa, no mira las casas
tras las inútiles luces, no levanta más los ojos:
sólo siente el asfalto que han hecho otros hombres
con manos endurecidas, tal como las suyas.
No es bueno quedarse en la plaza desierta.
Con seguridad habrá una mujer en la calle
que, si él se lo pide,
querrá llevarlo de la mano a casa.

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miércoles, 25 de febrero de 2009

esto es una prueba, y tu no lo eres.

















La ficción como único medio para no deformar la realidad.

Le escribió: juguemos a simular la realidad. Hagamos la farsa de un encuentro correcto. Finjamos un interés común por los amores que reemplazaron nuestros puestos. Digámonos en la despedida: que te vaya muy bien. Y volvamos a desearnos, sólo para sobrevivir, para evitar en un futuro próximo cruzar la línea tan frágil que separa el amor del odio.
Porque nosotros, esquivos encubiertos, somos incapaces de jugar al gran juego trasgresor que quebranta todas las leyes, el único que nos libraría de pasadas ataduras: el perdón.

No obtuvo respuesta.

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sábado, 14 de febrero de 2009

disfrutar de los recuerdos es vivir dos veces.











De su última mudanza quedaron detrás de él, libros, música, ropa, vídeos, cuadros, lámparas, aromas, recuerdos: memoria.

Hace alrededor de un par de años hizo un cambio de piso, traslado en apariencia, cómodo y funcional. Era en la misma finca donde vivia.
De un cuarto piso a un primero, de un dúplex a un apartamento.
Ahí, todo recuerdo sobraba, el nuevo espacio decidía por él. Esto si, esto no. Cabe o no cabe, la decisión tuvo que ser racional.
Le costó meses de malestar asumir la duda de que quizás se había equivocado en el reparto de sus enseres entre amigos y familiares; dudaba, al pensar si lo que había salvado era lo adecuado, si fue justo abandonar su escasa biografía en sacos de derribo que le prestaron los operarios, si fue demasiado práctico quedándose sólo con los recuerdos más frescos e inmediatos.

A veces buscaba un libro, -conocía el autor, recordaba la editorial- y necesitaba con aires de urgencia releer aquel pasaje, el encuentro de unos personajes, un diálogo relacionado a medias. Buscaba en vano entre las estanterías; la respuesta, después de la frustración de no encontrarlo era siempre la misma: debió quedarse arriba.
Arriba, era 4º1ª.

Con el paso de los meses tuvo la sensación que se borraban de su memoria escenas de películas, olvidaba la letra de las canciones, no recordaba quienes le acompañaron en aquel viaje a Finlandia, donde se había comprado aquel traje gris de lana fría.

Un domingo por la mañana cogió al azar una novela de Christine de Pisan, Se deslizó desde de la página 46, cayendo al lado del radiador, una nota doblada, una hoja diminuta de color verde pálido con escritura inclinada que le resultaba vagamente familiar, aunque no pudo identificar su autoría.

El mérito de amarte tanto, no fue tuyo, fue sólo mio.
De dar amor sólo es culpable uno mismo.

De lo poco que me dabas yo hacía un cultivo floreciente.
De aquel parloteo de lo mucho que me amabas

cuando aún decías que me amabas,

no quedaron pruebas fehacientes.
Sólo necesitabas que te necesitase.


Parecía que alguien le amó mucho y salió de su vida decepcionada.
No podía recordar la época: qué mujer le dedicó estas palabras?, quién era ella?, y quién fue él, en aquel período?.

Fue sólo el principio de la rebelión de los recuerdos despreciados.
Indignados de vagar ausentes por un ático luminoso, de rebotar entre paredes
sin destinatario, olvidados como almas en pena deambulando en un sin sentido,
interrumpieron su actividad, negándose, en una huelga de brazos caídos, a colaborar.

Mientras, una italiana y un holandés propietarios gozosos de la restaurada vivienda se aplicaban disciplinadamente una y otra vez a la noble causa de procrear, ingorantes de que una nube decolorada se desplazaba por las estancias de la casa diluyéndose a diario, deconocedores de la identidad de un vecino que miraba extrañado unas fotos, donde un perro con cara de inteligente le observababa, sin registrar en su memória que lo había querido más que a cualquier mujer.


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jueves, 12 de febrero de 2009

Ximena Sariñana / Mediocre



Son las hojas que escribí ayer
el lenguaje que quedó en tu piel
fue la tinta a toda intención
de dejarte lo que son
y poco a poco
cambio mi ocio.

cuando veo ya no estas
y me quieres hasta el final
y me creí tan especial
que ingenua, mí torpeza
y me sentí, tan esencial
que ingenua, mí vergüenza
me olvidaste, por mi parte
que Mediocre.

Me encanta escucharte hablar
que elegancia hacerte sentir mal
solo quiero que quisieras hoy
demostrarte lo que soy

Y poco a poco, cambio mi odio
no quisiste algo mas
y me quieres hasta el final

Y me creí tan especial
que ingenua, mí torpeza
y me sentí, tan esencial
que ingenua, mí vergüenza
me olvidaste, por mi parte
que Mediocre.

Ximena Sariñana , actriz, cantante alternativa y compositora mexicana. "Mediocre" sale a la venta el 17 de este mes en España.
Muy especial.
Este tema tiene un aire cansino, a medio camino entre el pop y el jazz.
Por aquí no es conocida. O soy yo, la que no la conocía?
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Ximena Sariñana

martes, 10 de febrero de 2009

voy a raptarte...

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Me es absolutamente igual si te resistes.
Te pasearé por el Bois de Vincennes y haré
las mismas cosas que tu hiciste por mi: robaré tulipanes azules
y te cantaré la misma canción que me cantaste.
Si tu quieres, puedo bailar.
Soy muy graciosa para el baile.
Cualquier fabulación, carita de mico,
para que por unos instantes nos convirtamos
en los amantes que fuimos, soñando con desatino
que volvemos a enamoramos.
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sábado, 7 de febrero de 2009

desahucio o permanencia?...














Tengo un caso entre manos de difícil solución.

Mi cliente S.K., después de una larga recuperación por el vacío de una ausencia, finalmente ha sido dado de alta tras una inesperada y sorprendente recuperación.

Pero la soledad -okupa astuta-, se encuentra instalada cómodamente en su interior y ante el requerimiento -invitación- de desalojo con urgencias de salida -indemnización incluida- se ha negado a cualquier mudanza, temporal o permanente.

De nada han valido las buenas maneras, los ruegos, ni finalmente las amenazas por la vía legal. No acepta ningún acuerdo, ni atiende a las razones de caducidad de su contrato.
La-soledad-que-invadió-el-interior-de-mi-cliente-en-baja-forma, está cerrada a cualquier razonamiento.

Como último recurso deseperado, esperamos que prospere la orden de desahucio y que la ley del sentimiento nos sea favorable.


Antecedentes:
La actora* se contrató libremente, y aprovechando que mi cliente se encontraba en un estado transitorio de vulnerabilidad, redactó clausulas de amable compañía, pero evitó leer la letra menuda del convenio, punto y aparte de lo acordado verbalmente.
En definitiva, mi cliente fué estafado al firmar por desconocimiento, un alianza de nostalgia de larga duración. Un contrato indefinido.


* Doña Soledad

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miércoles, 4 de febrero de 2009

como hoy hace menos frío...

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nos vamos de paseo por la calle de los libros ?.


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sábado, 31 de enero de 2009

vivir, cansa -new morning-












Hoy se ha vestido de rojo para salir al campo
de la batalla diaria.

Un color brillante revela, es el signo externo,
de que todo va bien.
Se coloca encima un abrigo claro -es un viejo truco
que la naturaleza conoce muy bien para atraer a la luz-
se calza unos zapatos cómodos, porque con la zancada larga
tiene la impresión que ha andado menos, llegando antes.

Para qué?. Para quién, se viste de rojo?. Para ir dónde?.

Para encaminarse a la estación de metro sin cruzar la calle,
bajando, a mano derecha.
Aunque odia coger el metro por la carencia de paisaje.

Largos pasillos y algunas goteras con vocación de estalactita
acechan a los indefensos usuarios, dispuestas, al menor descuido
a producir una infección más que segura si hacen diana en un ojo.

Bajar ordenadamente las escaleras mecánicas en fila de a dos y
llegar al andén, donde un conjunto humano con caras
de póker enfilan sus cuerpos disciplinados delante
de la raya blanca que los separa del vacío de las vías.
Las miradas atentas a la entrada de los vagones -gruta negra
con neones emergentes- y las expresiones agudizan
su máscara de nada.
Es el signo externo de alerta, el aviso que están circulando por un
espacio que les es ajeno, paréntesis de roces involuntarios, entre
destino y destino.

En el vagón, apiñados y sin remedio se
contactan los cuerpos y se evitan los cruces de miradas que puedan
generar malentendidos.
El ser, cuando es masa, no contempla "la alegría de que el otro exista".

La del vestido rojo, cada mañana se empeña en cambiar su uniformidad
porque le desagrada la monotonía.
Porque tiene la intuición que el aburrimiento se está instalando en
cada
uno
de
sus
actos.

Y entiende, que del aburrimiento al cansancio sólo hay paso, muy corto.





Discover Bob DylanNew Morning!



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miércoles, 28 de enero de 2009

cazar a bajo vuelo...













Me he comprado una jaula para encerrar
al máximo las palabras que me confunden.

Ya sé que la idea os parecerá absurda, porque
la jaula es muy pequeña.
Todo está calculado. Puedo ser muy astuta
y aplicada cuando concibo un plan.
Tengo previsto almacenarlas ordenadamente
una encima la otra, y todas en minúscula.
Según mis estudios y bien organizada, me caben
más de mil.
Cazadora furtiva, consciente de mi ilegalidad,
estoy deseando que se crucen por mi camino disfrazadas
de normalidad y cazar a bajo vuelo, algún:
veremos, quizás, error, incomprensión, lejanía,
enervar, injusticia, indiferencia, dolor, egoísmo, neglicencia, imposición...y así, hasta mil.

Estoy pensando muy seriamente en patentar el invento.

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