miércoles, 19 de marzo de 2008

el parpadeo del insecto..



Tenía ojos de mujer fatal, rasgados, con un brillo de luz en el iris.
Su mirada fija parecía querer devorar por donde se posaba. Entrecerraba los párpados como en una invitación permanente. Incendiaba pasiones que no eran de color de rosa.
No hablaba con los ojos -para ser exactos apenas hablaba- pero inmovilizaba al interlocutor. Por eso se veía obligada a ir casi siempre con gafas oscuras.
Sólo que ella miraba sin mala intención -triste combinación la de unos ojos magnéticos con un interior dubitativo-.
Era como un estigma. Era una marca de nacimiento.
Sabedora de que la intensidad de su mirada hipnotizaba, tenía un pequeño problema en lo cotidiano: no podía mirarse directamente al espejo, como era muy sugestionable temía entrar en trance.
Por eso antes de elevar los ojos debía practicar el "parpadeo del insecto" que consiste en un pestañeo leve y rápido de 10 a 20 veces y relajar el rostro mientras se parpadea.
Después, con los ojos húmedos y laxos ya podía enfocar la mirada directa y empezar a peinarse.

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20 comentarios:

nomesploraria dijo...

Últimamente no me peino.

Pau Llanes dijo...

Preciosa fotografía-dibujo... ummmm... me gusta, no sabes cuánto... te la compro... o mejor aún... ¿me la regalas? Te aseguro que soy un exquisito coleccionista... Bueno, un beso de media mañana... me gusta, sí señora... Pau

Tempus fugit dijo...

Yo he probado lo del parpadeo del insecto.... ¡Y se me ha puesto cara de saltamontes!


besos

Eva dijo...

Con tanto parpadeo le van a salir unas patas de gallo terribles... :S

Me gusta mucho la foto.

Un besete.

TORO SALVAJE dijo...

Me gustó el relato.

Miradas así, que las hay, te dejan expuesto a lo que quieran.

Besos.

Feliciti dijo...

Deliciosamente original tu texto,hermoso!

Arcángel Mirón dijo...

Qué castigo, pobre mujer fatal. Si ya digo yo que esa clase de mujeres goza de mala prensa, no más.

Sombras en el corazón dijo...

¡Qué peligro!; necesitaba a veces un par de esas miradas magnéticas...

Un beso

Quejio dijo...

Si ya lo dicen que hay miradas que ponen la zancadilla...

Lunazo.

Meiga en Alaska dijo...

Inquietante...

Y muy bueno :)

Besos

thoti dijo...

.. ¿vendremos de los insectos, alcachofita?.. ¿a los insectos les gustan las alcachofas?.. cuida, cuida.. :-)
.. con un leve parpadeo de insecto, te mando un besito, con mirada directa, hasta tus alcachofas..

mgab. dijo...

últimamente yo tampoco me peino...

pero no tiene nada que ver con la mirada, creo que la mía es inofensiva, o al menos no tan seductora/atrapadora.

algo en este mini-cuento me recuerda a la mantis religiosa, pero hace poco he leído que su leyenda de devoradora de machos es infundada. no sé con qué quedarme. de momento con tu historia seductora/atrapadora!

mil besos inofensivos, alcachofita!

Camille Stein dijo...

Imagen subyugante. A veces me cruzo con miradas así, pero aparto rápidamente los ojos para no caer fulminado. Miradas sesgadas nacidas para atraparte.

. dijo...

Si se abriera un poco el escote no tendría tantos problemas, al menos con los hombres.

Unknown dijo...

....y que hacer cuando alguien te mira con esos ojos?....

Pablo Ballesteros dijo...

que me gustaria que me miraran así

Mandarina azul dijo...

Alcachofilla, qué peligro de mirada...
Me encanta tu relato-descripción. En este retrato caben mil historias.

:) Un beso.

Anónimo dijo...

Las pasiones nunca son (o no debieran ser) de color de rosa, sino arreboladas. Y en su agonía final, ictéricas.

Carmen dijo...

a veces asusta no controlar tus propias miradas...

un besito, y un ramo hermoso de alcachofas guapa

Félix Amador dijo...

A esa mirada le pega una versión de 'Black Coffe'como la de Peggy Lee, por ejemplo.