sábado, 14 de febrero de 2009

disfrutar de los recuerdos es vivir dos veces.











De su última mudanza quedaron detrás de él, libros, música, ropa, vídeos, cuadros, lámparas, aromas, recuerdos: memoria.

Hace alrededor de un par de años hizo un cambio de piso, traslado en apariencia, cómodo y funcional. Era en la misma finca donde vivia.
De un cuarto piso a un primero, de un dúplex a un apartamento.
Ahí, todo recuerdo sobraba, el nuevo espacio decidía por él. Esto si, esto no. Cabe o no cabe, la decisión tuvo que ser racional.
Le costó meses de malestar asumir la duda de que quizás se había equivocado en el reparto de sus enseres entre amigos y familiares; dudaba, al pensar si lo que había salvado era lo adecuado, si fue justo abandonar su escasa biografía en sacos de derribo que le prestaron los operarios, si fue demasiado práctico quedándose sólo con los recuerdos más frescos e inmediatos.

A veces buscaba un libro, -conocía el autor, recordaba la editorial- y necesitaba con aires de urgencia releer aquel pasaje, el encuentro de unos personajes, un diálogo relacionado a medias. Buscaba en vano entre las estanterías; la respuesta, después de la frustración de no encontrarlo era siempre la misma: debió quedarse arriba.
Arriba, era 4º1ª.

Con el paso de los meses tuvo la sensación que se borraban de su memoria escenas de películas, olvidaba la letra de las canciones, no recordaba quienes le acompañaron en aquel viaje a Finlandia, donde se había comprado aquel traje gris de lana fría.

Un domingo por la mañana cogió al azar una novela de Christine de Pisan, Se deslizó desde de la página 46, cayendo al lado del radiador, una nota doblada, una hoja diminuta de color verde pálido con escritura inclinada que le resultaba vagamente familiar, aunque no pudo identificar su autoría.

El mérito de amarte tanto, no fue tuyo, fue sólo mio.
De dar amor sólo es culpable uno mismo.

De lo poco que me dabas yo hacía un cultivo floreciente.
De aquel parloteo de lo mucho que me amabas

cuando aún decías que me amabas,

no quedaron pruebas fehacientes.
Sólo necesitabas que te necesitase.


Parecía que alguien le amó mucho y salió de su vida decepcionada.
No podía recordar la época: qué mujer le dedicó estas palabras?, quién era ella?, y quién fue él, en aquel período?.

Fue sólo el principio de la rebelión de los recuerdos despreciados.
Indignados de vagar ausentes por un ático luminoso, de rebotar entre paredes
sin destinatario, olvidados como almas en pena deambulando en un sin sentido,
interrumpieron su actividad, negándose, en una huelga de brazos caídos, a colaborar.

Mientras, una italiana y un holandés propietarios gozosos de la restaurada vivienda se aplicaban disciplinadamente una y otra vez a la noble causa de procrear, ingorantes de que una nube decolorada se desplazaba por las estancias de la casa diluyéndose a diario, deconocedores de la identidad de un vecino que miraba extrañado unas fotos, donde un perro con cara de inteligente le observababa, sin registrar en su memória que lo había querido más que a cualquier mujer.


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31 comentarios:

Soy ficción dijo...

Ultimamente parece que los recuerdos nos asaltan a todos, sin medida. Y es normal, ellos tienen que recuperar su sitio una y otra vez, y en esa lucha solemos ser los perdedores.

Anónimo dijo...

Me parece una historia tiernamente desoladora. Y una joya lírica y veraz, la nota caída de entre las páginas del libro.

Aunque pienso que esos libros, música, ropa, vídeos, cuadros, lámparas, aromas que quedaron tras él no son memoria, son vida. Los recuerdos siempre se los lleva uno consigo, aunque luego nos abandonen.

sb dijo...

lo dijo el más grande: toda vida es un proceso de derribo.. derribamos cosas para hacerlas nuevas, luego las derribamos porque nos parecerían mejores las viejas, que seguimos derribando porque, en realidad, no se parecen a como las recordábamos etc etc

Maybe dijo...

Aunque nos mudemos, dejémos objetos, desechemos otros, etc., siempre habrá algo que no haga revivir parte de aquello que vivimos en otro lugar, en otro tiempo...
Saludos.

Espérame en Siberia dijo...

Yo es que últimamente tengo varios problemas con mis recuerdos, pero ya se me pasará. El caso es que esta historia es muy triste pero real a la vez. Uno a veces va encontrando por ahí piezas de otras historias que fuimos dejando sin cerrar o que cerramos de mala manera. Pero es inevitable, nadie es perfecto.

Un abrazo enorme en tecnicolor =D

Tempus fugit dijo...

Por lo que dices y siento... recordar es, en muchas ocasiones, morir dos veces.


besos

eMiLiA dijo...

Esta historia me ha tocado de lleno.
Tengo graves problemas de recuerdo y no hay modo de curarme de eso.

Un besoo

:)

Lucía dijo...

Gwynette, hoy te has superado. Es una historia preciosa, triste pero muy bonita. En algunas líneas me he visto reflejada yo misma, ha sido doloroso y agradable a la vez. Extraño, ¿no?
Besos.

Arcángel Mirón dijo...

Lo que dice la nota encontrada es verdad. Uno es su propio amor.
Este texto me dejó un sabor agrio, como de cosa perdida. Está muy bien escrito.

:)

(No te tengo en el facebook, ¿me agregás? Figuro como Gilda Manso).

:)

Anónimo dijo...

y leer sus palabras de nuevo,que es lo único que hay.
me gusto mucho.
=)

fgiucich dijo...

Me mudè siete veces en mi vida; dejè muchìsimas cosas en el camino, menos los libros, las fotos y mis recuerdos. Un texto que conmueve. Abrazos.

Tumulario dijo...

Mudarnos de casa para dejar alli los recuerdos, sobre todo los malos, quien no ha sentido alguna vez la tentación de eso, lo malo es que los recuerdos nos persiguen, los malos y también los buenos, los malos para mortificarnos, y los buenos para hacernos sentir la añoranza de el lugar que, ahora también, hemos perdido.

senses and nonsenses dijo...

la putada es cuando ya sólo puedes vivir de recuerdos...
me has llevado a muchos sitios con este post.

un abrazo.

Sibyla dijo...

Ay! Esos recuerdos...que nos asaltan sin permiso ni piedad!

Si en ocasiones ùdiéramos tener amnesia...

Me encantó el contenido de esa nota doblada en color verde pálido. Cuán ciertas son las palabras ahí expresadas.

Alcachofilla, me has puesto melancólica...

Besitos evocadores:)

Bluma dijo...

Es curioso el mundo de las cosas.

Son como máquinas de conservar...

La próxima vez que vea a D. y yo esté lo suficientemente borracha como para decirle la verdad, le diré: lo nuestro se acaba pero las cosas seguirán hablando de nosotros entre ellas...hablarán de "nuestras cosas"...y seguiremos siendo los más felices del mundo cada vez que se encuentren nuestros zapatos y nuestra ropa interior en la cuerda de tender...y cuando pasemos por el frío los dos sabremos que el frío sí que nos recuerda...

Me ha encantado!!!
muuua

Insumisa dijo...

Durante mi infancia, mudé de casa tantas veces que ya no tengo el número exacto en mi memoria. Viví en demasiadas casas como para recordarlas todas. Mas de 10 seguro sí fueron. Por eso me construí un lugar apartado y muy personal. Lleno de recuerdos. Unos "reales" y otros no. Pero igual de valiosos y queridos.

Besos y !ánimo! que el torito seguramente ya repuesto de su bajón emocional, regresa.

இலை Bohemia இலை dijo...

Los recuerdos nos permiten vivir dos veces, tres y cuatro e infinitas veces revivir...

Me encanta esta entrada...

BSS

ahhh dijo...

Yo me encuentro en un proceso parecido, de traslado, de querer llevarme conmigo esas cosas que me hacen sentir bien, y al mismo tiempo, de desaer llenar ese espacio de nuevas cosas, nuevos recuerdo aún por llegar...

un beset carxofeta

Unknown dijo...

eii, me encanta que los recuerdos tomen vida propia...es verdad que a veces cuesta mucho renunciar a ellos pero también a menudo si no lo hacemos nos anclamos en el pasado...

Anónimo dijo...

Cuando se vive de veras no queda tiempo para pensar en inversiones.

Y sin embargo la vida...

Qué bonito, carxofeta.

Te beso.

Anónimo dijo...

metafísicas...inversiones metafísicas, que se me ha quedao en el tintero del páncreas..

Bueno, da igual.

l_bajO_sOmbras_l dijo...

amO el titulO de tu pOst,lOs recuerdoS..alimentan el alma,sObre todo si su arOma es deliciOSoy frescO ..y en él sentimOS la ternura y pasiOn!
besO! cuidate

Franziska dijo...

¡Qué buen relato! Qué tragedia perder la memoria porque es la caja donde guardamos lo que hemos vivido. Cuando sacamos una fotografía de esa caja, es un recuerdo nuevo, transformado en su forma y color. Es porque nuestros ojos ya no ven las cosas del mismo modo.

Bonita, poética e interesante es la metamorfosis que la mudanza produce en el individuo.

Susy dijo...

Llueve sobre mojado, recordar llueve sobre esa húmeda sensación de que no hay nada más que recordar y permanecer al margen.

Lo has contado muy bien, de verdad.

Anónimo dijo...

El olvido es una pelota abandonada en una pendiente cuyo final es el río que a su vez desemboca en el mar (y el mundo es redondo achatado por los polos, ¿no?)

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Me encanta el título de la entrada!!! Y el fragmento literario me viene de perlas... demasiado bien, por desgracia.
Un besito, alcachofilla. Gracias por la belleza de sus letras.

Espérame en Siberia dijo...

Yo lo que creo es que es imposible soñar con subtítulos. O tal vez sí se pueda, pero debe ser un proceso mental elevadísimo.

Muá =)

Paloma Zubieta López dijo...

La memoria y el olvido, ¡qué binomio más espectacular! Y además, la memoria selectiva, que elige qué vamos a recordar y qué vamos a olvidar... terrible de pronto sentirnos ajenos a un recuerdo que debiera ser nuestro pero que, como bien dices, se puso en huelga. Me ha gustado muchísimo, Gwynette, porque ha removido aguas profundas, un beso grande.

Ines dijo...

Vaya , que al pelo me ha venido este post tan precioso...que yo tambien me he trasladado de piso y casi me pasa como al de tu post salvo que el mio antiguo no lo ha ocupado nadie...
Un beso.
Churra

Índigo dijo...

Hoja a hoja te superas, alcachofita.
Besos

JuanMa dijo...

¡Bufff! Me ha encantado, pero qué triste...

No se puede uno anclar en los recuerdos.

Besos.