martes, 16 de enero de 2007
Francisca...
Me ha venido un recuerdo, para ser exactos dos, de la casa de campo de mi abuela donde pasaba parte de mis vacaciones infantiles, el primero es la fachada principal de la casa cubierta de yedra con miles de campanillas de color violeta ..y el segundo, que la naturaleza me sorprendió una tarde descubriendo una piedra que andaba. Fascinada me puse a gritar a la yaya.. y aún la veo riéndose con su impecable delantal blanco y toda la luz de Agosto del jardín detrás suyo, fué allí mismo cuando me presento a Francisca.
He ahí el ejemplo:
Creo que desde este día la pobre Francisca avergonzada, huyó de mi, pues siempre me la encontraba escondida debajo, al fondo, de los grandes armarios.
Sed compasivos conmigo, solo tenía 4 ó 5 años.
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4 comentarios:
Como no serlo contigo... No he podido resistirme. Aunque parezca una estupidez, me fascina estar paseando por estos mundos y que aparezca una nueva entrada, me hace ilu ;-P
jaja que graciosa:) aysss las tortugas son así :) besitos!!
¡Qué tierna!
Tu Yaya debe haber atesorado esa vivencia de aquellos días con ese sol risueño que sigue a los niños.
Que linda es la inocencia de los niños...:) que lástima que en el transcurso de nuestras vidas se vaya perdiendo :(.. pero los recuerdos son tesoros maravillosos, y si de paso se convierten en escritos tan especiales como éste... pos vale la pena!
Un beso directo en tu corazón de alcachofa
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