viernes, 12 de enero de 2007
adios..
Hoy he besado el rostro de la muerte. Para ser precisos, he besado a una persona recién fallecida. He besado sus hermosos pómulos y he acariciado su barbilla mientras le susurrada de manera monocorde: "descansa" -de qué? si ya no habrá más cansancio... de haber vivido?- "No tengas miedo" -de qué? de lo inexplicable? del abismo? de la nada?-
Como una pegatina se me ha helado el labio inferior, he retirado el color de mi pintalabios de su palidez -a veces sin quererlo soy excesiva- .Sin respuestas ante su rostro, ante lo poco que me quedaba de ella.. y allí estaba yo, sentada, absorta, perpleja, diminuta, contemplando el misterio de lo que fue y el comienzo de la no vuelta atrás, por nunca, para siempre.
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4 comentarios:
Yo creo que más alla de ese rostro queda su energia que vive,y nosotros aun no sabemos reconocerla.
En realidad no sabemos nada...
"Diminuta".
Es así como se siente uno (una) ante la muerte. Aunque después volvamos a aumentar nuestros pesos.
Saludos.
Sólo darte un gran abrazo, "carxofeta"
la presencia de la muerte no es fácil de aceptar. Abrazos.
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