sábado, 9 de diciembre de 2006

Carson McCullers

















La balada del café triste (fragmento)

" Ante todo, el amor es una experiencia compartida por dos personas, pero esto no quiere decir que la experiencia sea la misma para las dos personas interesadas. Hay el amante y el amado, pero estos dos proceden de regiones distintas. Muchas veces la persona amada es sólo un estímulo para todo el amor dormido que se ha ido acumulando desde hace tiempo en el corazón del amante. Y de un modo u otro todo amante lo sabe. Siente en su alma que su amor es algo solitario. Conoce una nueva y extraña soledad, y este conocimiento le hace sufrir. Así que el amante apenas puede hacer una cosa: cobijar su amor en su corazón lo mejor posible; debe crearse un mundo interior completamente nuevo, un mundo intenso y extraño, completo en sí mismo. Y hay que añadir que este amante no tiene que ser necesariamente un joven que esté ahorrando para comprar un anillo de boda: este amante puede ser hombre, mujer, niño; en efecto, cualquier criatura humana sobre esta tierra. Pues bien, el amado también puede pertenecer a cualquier categoría. La persona más estrafalaria puede ser un estímulo para el amor. Un hombre puede ser un bisabuelo chocho y seguir amando a una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw dos décadas atrás. Un predicador puede amar a una mujer de la vida. El amado puede ser traicionero, astuto o tener malas costumbres. Sí, y el amante puede verlo tan claramente como los demás, pero sin que ello afecte en absoluto la evolución de su amor. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor turbulento, extravagante y hermoso como los lirios venenosos de la ciénaga. Un buen hombre puede ser el estímulo para un amor violento y degradado, y un loco tartamudo puede despertar en el alma de alguien un cariño tierno y sencillo. Por lo tanto, el valor y la calidad del amor están determinados únicamente por el propio amante. Por este motivo, la mayoría de nosotros preferimos amar que ser amados. Casi todo el mundo quiere ser el amante. Y la verdad a secas es que de un modo profundamente secreto, la condición de ser amado es, para muchos, intolerable. El amado teme y odia al amante, y con toda la razón. Pues el amante está tratando continuamente de desnudar al amado. El amante implora cualquier posible relación con el amado, incluso si esta experiencia sólo puede causarle dolor. (...) La bebida de la señorita Amelia tiene una cualidad especial. Se nota limpia y fuerte en la lengua, pero una vez dentro de uno irradia un calor agradable durante mucho tiempo. Y eso no es todo. Como es sabido, si se escribe un mensaje con jugo de limón en una hoja de papel, no quedan señas de él. Pero si se pone el papel un momento delante del fuego, las letras se vuelven marrones y se puede leer lo que contiene. Imaginen que el whisky es el fuego y que el mensaje es lo más recóndito del alma de un hombre: sólo así se comprende lo que vale la bebida de la señorita Amelia. Cosas que han pasado inadvertidas, pensamientos ocultos en la profunda oscuridad de la mente, de pronto son reconocidos y comprendidos. Un obrero textil que no piensa más que en telar, en la fresquera, en la cama y vuelta al telar; este obrero bebe unas copas el domingo y se tropieza con un lirio de la ciénaga. Y toma esta flor y la pone en la palma de su mano, examina el delicado cáliz de oro y de pronto le invade una dulzura tan intensa como un dolor. Y ese obrero levanta de pronto la mirada y ve por primera vez el frío y misterioso resplandor del cielo de una noche de enero, y un profundo terror ante su propia pequeñez le oprime el corazón. Cosas como éstas son las que ocurren cuando uno ha tomado la bebida de la señorita Amelia. Uno podrá sufrir o podrá consumirse de alegría, pero la experiencia le habrá mostrado la verdad; habrá calentado su alma y habrá visto el mensaje que se ocultaba en ella. (...) La verdadera historia de amor es la que tiene lugar en el corazón de los amantes, y ésta nadie sino ellos pueden llegar a conocerla. El amor en todo caso es una experiencia en la que siempre conviven lo cómico y lo sublime. "


9 comentarios:

143 dijo...

Me quedo con la última frase.

PD: Brindemos con una copa de la bebida de la señorita Amelia

ahhh dijo...

Me apunto al brindis. Una ronda de la bebida de la señorita Amelia para todos!!!

Ojalá nos encontremos todos con ese lirio de la ciénaga.

Luis dijo...

Amor... cuatro letras tan difíciles de definir, algo tan intangible como tangible, tan importante que lo dejamos pasar... el amor nos impulsa y nos frena al mismo tiempo... pero bendito sea el amor... no hay mejor sensación que la de amar y sentirse amado por esa persona...

Un beso...

angeldreams dijo...

Aquí en Bogotá, hace unos años una compañía de teatro realizó un montaje basado en los relatos de "la balada del café triste".
Fué un gran éxito.

Creo que la autora habla de la soledad a la que "contradictoriamente" conduce el amar a alguien.

Un abrazo.

El detective amaestrado dijo...

Hay un libro de Carson maravilloso, que tiene un título que a mí siempre me encantó, "El corazón es un cazador solitario"

fgiucich dijo...

Historias de amor se escriben todos los días y cada una es tan diferente a la otra, aunque las luces y sombras pueden hacerlas parecer iguales. Abrazos.

Gwynette dijo...

el detective : leí hace años " El corazón..." :)
(me encanta esta generacion de mujeres literatas americanas)

Cariños alcachofiles

Des dijo...

Yo... estoy enamorada... y soy amada... y sigo enamorándome... y... a veces pienso si pasado el tiempo, aumentada la nostalgia, engrandecido el deseo y sin distancia de por medio... uno sería "tan" decente.

Jajajajajaja

Un beso, mi querida Gwinn

Conste que este arranque pseudo filosófico/nostálgico/prenavideño y post 40 y tantasmagórico es solo uno de esos recónditos pensamientos que de pronto surgen cuando ves al personaje que hace Richard Gere confesando que le da pena confesar* a su esposa que desea ser aun mas feliz de lo que ya es...

Gwynette dijo...

Ay mi querida des! cangrejita wapa !! Sé de lo que estás hablando...

Abracitos muy tiernos de alcachofa